CHORICEO (Opinión)

Treinta y dos subidas de impuestos en año y medio, no está mal. Claro que podían ser ciento veinticinco y de paso era más fácil de rimar o sea que de quejas nada, pues en éste tiempo el logro más grande que aduce Rajoy, es que ahora de España no se duda. Él se puede creer lo que quiera, pero yo no me creo nada y menos que de España no se dude. ¿No se dude de que?, ¿de que no se dude?, si yo soy un interrogante andante y dudo hasta de mí. Vamos a ver, está claro que vendemos imagen, vendemos imagen de chorizos de cerdo ibérico, imagen de trapicheos y comisiones ilegales a destajo, de bancos tóxicos que financiamos con fondos públicos y me pregunto que repercusión positiva tiene en el día a día esta financiación. Acaso nos prestan dinero con más facilidad o esa financiación está sirviendo para que los altos ejecutivos bancarios se autocompensen con millones de euros sin ningún rubor.

Tenemos lo que tenemos y hasta tenemos un cáncer terminal dentro de ésta sociedad. Tenemos un dúo de Partidos que lloran por pactar para darnos la estocada final. Tenemos un Parlamento inoperante, cuya única función es decir que sí a lo que diga el Gobierno sin dilación. Tenemos una única moneda donde elegir y ésta sólo tiene dos caras: o el PP o el PSOE, y que se turnan en el poder para ver quien choriza mejor. Tenemos lo que tenemos y claro que lo que tenemos podía ser mejor.

Entonces, como vemos, éste es nuestro principal producto de exportación: el choriceo, el compadreo y la expoliación. Un tres en uno muy completito, un lindo y precioso fotograma de un pais que estuvo, está y como siga así, desaparecerá. Con éste panorama, el personal de a pie, nos sentimos muy tranquilos y superconfiados en remontar la crisis y bueno como diría Aznar, en ser pilares fundamentales de la economía mundial. Aznar debía tomar un vino muy especial, pues cuando le subía a la cabeza, el se veía el amo del mundo y el nuevo redentor. A los de ahora, no les llega con sólo beber de ese vino, también le dan a las drogas duras y sobre todo a las drogas alucinógenas  y alguno a la farlopa colombiana. Debe ser que el Peyote que toman es demasiado puro y ellos son los únicos de ver lo que los demás no vemos y esto es culpa de la plebe por no exigir más calidad en la droga. Por lo menos podían tener el detalle de compartirla, por lo menos un poco, para pasar éste mal trago que nunca se acaba y que a éste paso nunca se acabará. y Menos mal, que tenemos un faro que nos ilumina en éstas situaciones y no es otro, que su Majestad el Rey. Seguiremos otro día...

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JULIO CORTÁZAR