GLOBALIZACIÓN (Opinión)

  En ésta mañana de autos el sol luce su cuerpo y yo estoy de guardia, como no podía ser de otra manera. Día espléndido igual a día de guardia. Pero bueno estoy encerrado en mi habitación y con las persianas bajas, para no seguir sufriendo. Hoy veo al mundo de otra manera, lo veo desde la perspectiva de un chiquillo o sea estoy jodido pero a la vez contento. Y estoy contento por lo mucho que disfruto a cada paso que doy, es difícil de describir la sensación de sentirse que te alimentas de lo que ves, oyes, tocas, hueles y sientes y todo ese mejunje lo intento describir a través de las palabras escritas. Y estoy jodido por todo lo que nos pasa y no paro de dar vueltas a las posibles soluciones, pues éstas no tienen nada de fáciles.

              Leo lo de los 400 muertos en la India, en ese edficio que acogía a cientos de esclavos, en que su sueldo suma al mes 30 euros con horarios sin horario y trabajando a destajo para las multinacionales de turno. O sea que en Europa a joderse con la bajada de sueldos, la subida de impuestos y aumentando el paro y en el tercer mundo sobreexplotando esclavos. Alguien con un poco de cerebro, me puede explicar lo que pasa aquí, aquí en éste mundo maltrecho.

             Yo ya no intento comprender el mundo, ni su funcionamiento, sólo intento decir que esto no puede seguir así, que el mundo es nuestro, es de todos y que deberíamos ejercer ese derecho. De nuevo nos toca mirar hacia otro lado y ya tenemos Tortícolis crónica y cuando nos toque, por fin, a uno de nosotros pasar por el matadero ya será demasiado tarde. Entonces es cuando nos acordaremos de aquello que decía (aunque al final no lo dijo él) Beltortd Brecht hace mucho tiempo:

        “Primero vinieron a por los comunistas,
y yo no los defendí, porque yo no era comunista.
Después vinieron a por los judíos,
y yo no los defendí, porque yo no era judío.
Entonces vinieron a por los católicos,
y yo no los defendí, porque yo no era católico.
Finalmente vinieron a por mí,
y para entonces, ya no quedaba nadie para defenderme”.

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JULIO CORTÁZAR