CON LAS BOTAS PUESTAS (Reflexión breve)

Yo reconozco que puedo llegar a ser insoportable, pues cuando me veo desde fuera hacia dentro, pienso, ¡qué coñazo de tío!. Acaso no puedes parar de pensar, de darle vueltas y más vueltas a las cosas y dejar de dar la muga y disfrutar de los momentos silenciosos, eso me digo, cuando me veo. Debe ser que no, que no puedo y es más, no quiero, quiero seguir hablando de todo, necesito dar el coñazo, escribir todo lo que puedo, ya sea en el facebook, en mi blog, en escritos más personales, y hasta no paro de hacer escritos en mi curre. En esto quería entrar, en mi curre y mis escritos.

                      Durante dos años estuve de jefecillo de Menorca, digamos de cargo intermedio y me quemé hasta las pestañas. O sea hasta los cojones acabé, pero lo que me decidió del todo a dejarlo, fué la llegada de éstos impresentables del PP y que conste que no quiero decir que los del PSOE no lo fueran, para mí son casi iguales pero con siglas diferentes, lo que pasa que la época del PSOE fué de vacas gordas y la del PP, ya sabemos de que va, pues la estamos viviendo actualmente. Desde que entraron éstos pájaros de mal aguero, se dedicaron a bombardearnos y no sólo con las bajadas de sueldo y de quitarnos la paga extra, si no con toda una serie de normas impuestas y que iban directas a borrar del mapa los derechos laborales.

                     Así que poco a poco me fuí calentando y ahora estoy que ardo y me los comería crudos y sin papas. No puedo con ellos, no puedo con su prepotencia, no puedo con su autoritarismo, no puedo con su retrógrada mentalidad y es que me sacan de quicio. Y sus respuestas, son respuestas de descerebrados, descerebrados nacidos solamente para jodernos. Yo jefe en Menorca de éstos impresentables, ni jarto de vino ni de gin tonics, para eso tendrían que sedarme con dosis de caballo. Pues a lo que voy, desde esa, me dedico al bombardeo contínuo y lo más alucinante es que hasta conseguí alguna cosa, pero en general cada día me odian un poco más y están rabiosos y deseosos de cortarme la cabeza. Pero de momento aún la conservo en su sitio y ya estoy pensando por donde atacar ahora. Aún quedan muchas cosas pendientes. Yo moriré con las botas puestas, lo aseguro.

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JULIO CORTÁZAR