LUMPEN (Realidad palpable)

Soy un  hacha, resulta que tanta preparación  para la guardia y llego y no estoy de guardia. Vamos para mí de escándalo, sólo me pesa el madrugón, por lo demás nada, me volví a casa a darme otra pechá de currar y encantado de la vida. Sólo un pequeño o gran problema, según se mire, que es la tercera vez en un mes que me confundo. Ya lo decía yo el otro día, estoy raro, raro de raro, raro, raro, raro y hasta rebuscando en el baúl de los recuerdos, tampoco encontré algo parecido o sea estaba limpio de antecedentes. Yo lo achaco a lo que decía el otro día, estoy más quemado que la pipa de un indio y necesito como sea unas vacaciones estivales o no estivales, pero vacaciones, ¡cojones!.

                           Tengo exactamente 20 minutos, para volver a empezar el curre, pues sólo me concedo 30 minutos de descanso en todo el día y si acabo a las 10 de la noche, pues acabo, pero esto que tengo entre manos es un suplicio y si no lo acabo rápido me muero. A esa hora llegará el moro de turno, el que me echa una mano y no puedo escaquear, si falla el patrón falla el marinero. Siempre y digo siempre y en toda mi vida, me busqué unos ayudantes que pa qué, lumpen pero lumpen y ya fuera en Corcubión, como en Cádiz o aquí en Menorca. Hombre en honor a la verdad, que influye la pasta, es más barato pagar a un peón que a un capataz de obra, por ejemplo, pero no sólo es eso, pues también tengo claro que al final, los chapús salen más caros y digo que no sólo es eso, porque tengo atracción hacia éstos personajes, me atraen sus conversaciones, sus razonamientos, su manera de hacer las cosas y de ganarse la vida. Me encanta hablar con ellos y absorverles su filosofía vital, no todos son iguales, pero si es verdad que tienen puntos en común. Son unos sobrevivientes, unos buscavidas y es eso lo que me atrae, la manera de buscarse la vida.

                     Está claro que no todo es bonito y bueno, pues de tanto buscarse la vida, hay que tener claro que también se la buscan contigo, por tanto tienes que estar a pie de obra, darles el palique justo, para que no despisten demasiado y yo como no puedo estar viendo lo que hacen, pues me pongo a hacer otra cosa, ahora, eso sí, cada media hora me doy una vuelta por el tajo. Dejarles más tiempo sólos, es peligroso, pues es darles demasiado tiempo para pensar, y tampoco es cuestión de tentarles mucho, pues en sus genes está marcado y con letra de fuego, el  intentar darte el palo y si son dos manos de pintura te dan una y dicen que han sido dos. Pero éste juego en el filo de la navaja, me encanta, no sabeis como disfruto. Sólo hay un terreno en que me siento molesto, es en los talleres de coches, pues de motores estoy pez y es más me dan por el culo los motores y me dan el pego como a cualquiera que no tiene puta idea, pero aún así, muchas veces me arriesgo. Está claro que en los tiempos que corren si no te arriesgas un poco, es imposible poder sobrevivir. Bueno es la hora y mi moro acaba de llegar, así que...a currar.

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JULIO CORTÁZAR