Hoy es lunes, lunero y tengo una sensación espeleznunte, tengo tanto
pendiente, tengo tanto que escribir que no me da tiempo ni a coger el
aire y quiero escribirlo todo, todo lo que veo, todo lo que siento, todo
lo que pienso, todo. Bueno el día promete, está un día precioso de
verano y con una predicción de calor que te cagas, con mínima de 22
grados y mi principal función hoy, es volver a ordenarme. El hecho de
quedarme sin casa te deja con una sensación de quedarte en pelota picada
en medio de la nada y esa es mi meta de hoy, resituarme.Por lo demás el mundo siguió funcionando mientras yo no estuve, lógico o pensaba que era imprescindible. Tampoco hubo muchos cambios, pero si algunos, por ejemplo, que Obama se mojó un poco y al final tendió una mano a sus votantes y defendió los derechos de los negros. De todas formas de Obama ya no me creo nada, primero y para empezar porque está en la cúspide de un poder blanco, si hasta a la casa presidencial le llaman Casablanca y por tanto hoy te tiende la mano y mañana te la corta. Lo de Bárcenas y el Rajoy sigue su hoja de ruta pero va in crescendo y el Rajoy no sabe donde meterse y es que es vergonzante lo que él hace, pero sobre éste tema se escriben ríos de tinta y por eso no le voy a dar más vueltas. En tal caso sólo pedir un deseo, que revienten todos e incluyo a todos, a los peperos y a los psoeros y a algunos más que son inclasificables, que también los del PSOE tienen su buena espina clavada, los ERE y lo que les queda pendiente a todos.
En verano baja la actividad a todos los niveles, bueno menos en mi sector y en algún otro, por ejemplo hostelería, pero a nivel global y sumando y restando, el resultado es que baja la actividad. Ahora a prepararme para las fiestas de mi pueblo, mejor dicho a preparar las viandas y la dormida de los amigos de mis hijos, que al final hacen un aterrizaje de 15 amigos, más mis hijos y todos a cenar y a sobar en la casa de la madre. ¿y quiénes van a cocinar y preparar la infraestructura logística?, pues quienes van a ser, los gilipollas de sus padres. Pero en el fondo y aunque me queje, a los dos padres nos encanta ver una feria dentro de la casa y de paso ver en directo como les va la noche de marcha, si van muy pasados de tuerca o si ya van sobrepasados. Pero el aspecto que sobre todo pesa es el primero, el que siempre nos gustó tener nuestra casa llena de gente, aunque ahora no sea mi casa y sea la de su madre, pero ante los hijos seguimos siendo los mismos padres y a los dos nos tocará currar hasta las tantas. ¡Así que a morir en el intento!.
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