Noche de pesadillas espesas y de levantarse cansado, toda la noche
luchando contra enemigos ficticios o verdaderos,¿quién sabe?.
Despertarse con sensación de ahogo y como un pez fuera del agua,
boqueando y respirando por las agallas del miedo. Sensación agónica e
impregnada de angustia. El día tampoco ayuda, día nublado y de cielo
plomizo y hasta unas gotas cayeron, cuatro gotas mal paridas y que
aumentan la sensación de vivir en una pecera o en un tanque de agua o en
el fondo de las aguas profundas de un pozo negro.
Hay asuntos pendientes, hoy es día de hacer y de demostrarme a mi mismo
que las cosas se superan a base de hacerlas, bueno de primero
planificarlas, pero eso ya está hecho y entonces toca levantar el culo y
arremangarse. Sino las cosas se complican y se superponen en capas de
cebolla y lo que era un problema solucionable se convierte en
irresoluble. Es verdad que esto pasa con todo en la vida, si aplazas
constantemente el todo se acumula y un día te despiertas como Diogenes,
acumulando objetos inútiles. Es lo mismo que el asunto de los árboles y
el bosque, que a veces los árboles no te dejan ver el bosque y a lo
mejor lo que tienes que hacer es cambiar de sitio o sea mover tú lirondo
culo para adquirir una nueva perspectiva, de tús problemas o del
bosque.
Así que sin más
dilación y sin más rollos teóricos, me pongo en acción y dispuesto para
mi batalla y que se resume y de nuevo, en mi puñetera casa. Tengo que
hacerlo y armarme de valor, pues la casa se ha hecho un monstruo
gigante, un monstruo de varias cabezas que se mueve dentro de la mía y
es hora de coger mi espada y enfrentarme a muerte con él y asestarle el
golpe definitivo en el centro de su alma podrida.

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