Hoy es martes día 6 de Agosto y estoy padeciendo una de mis últimas guardias, después de la de hoy, sólo me quedan dos y hago la última el 15 de Agosto. El día 16 saldré feliz, contento y satisfecho, un año currando como un capullo y como una auténtica bestia. Del verano pasado tengo recuerdos de guardias sin pegar ojo y hiendo y viniendo desde Menorca a Mallorca e infartos y paradas y accidentes de tráfico macabros, vamos lo típico en éstas fechas, pero lo que está claro, es que si estás de guardia casi todos los días, los boletos de tener unos buenos marrones los tienes asegurados. Pero no sólo fue curre laboral, también fueron otros tipos de curre y sobre todos destaca el curre a nivel mental.
Aparte de estar 1 mes metido entre rejas, en un loquero, cosa de por sí bastante hevi, pues fueron todas las cosas que me llevaron a ello, uno no se mete en un loquero por gusto, resolver las contradicciones mas agudas y currarse interiormente todas las que permanecían ocultas. Y eso es un trabajo de hormigas laboriosas, es resolver un mecano dentro de tú cabeza y que ese mecano tuviera sentido y por tanto te sirviera. Excarvé y removí mis entrañas de arriba abajo, de babor a estribor, al derecho y al revés y limpié mi sótano de viejos recuerdos guardados y que el tiempo fue acumulando, les quité el polvo, los ordené cronológicamente y los dejé dispuestos para ser interpretados.
Sinceramente no pensaba que me acordara de mi infancia, que ya era un proceso irreversible y que nunca volvería a revivir mis viejos recuerdos infantiles. Y mira por donde a mis 57 años zas!! la memoria se presenta ante mí y me conduce por los senderos de mi infancia. Antes y hasta hace 1 año, infancia feliz, pues mi mala memoria era selectiva y había borrado el lado malo y oscuro. Y ahora para mí, es una infancia contradictoria y llena de clarooscuros: Hay recuerdos tan buenos que son de por sí imborrables y hay otros, que fueron sufrimiento en carne viva. Supongo que hay casos de infancia feliz, pero creo que no fue mi caso. El mío, fue supervivencia en territorio hostil, en territorio de broncas, riñas y peleas y aún así y poniendo el todo en la balanza, ella se inclina hacia el lado positivo y creo que en realidad es cuestión de que uno nace y se hace y si uno nace con la perspectiva de disfrutar con todo, no hay barrera que se te interponga. Pero barreras hubo muchas y quizás demasiadas y eso es lo que hice, sacarlas del fondo de mi armario.
Pero también recorrí mi adolescencia y me introduje y una por una, en todas las contradicciones de esa época convulsa. Seguí mi recorrido y visité mi época Universitaria, mi época sagrada, pues estaba seguro que había sido la época más feliz de mi vida y resultó que sí, que lo había sido, pero también fuí capaz de ver momentos malos y siniestros. Después recorrí diversos lugares en los que había vivido, A Coruña, A Costa da Morte y por fin mi Cádiz del alma. Aunque de la etapa gaditana aún no fuí capaz de profundizar lo deseado, pues es época reciente y ya se sabe lo reciente escuece y hace daño y a lo mejor, el único problema es que no está lo suficientemente cicatrizado. Bueno ya tengo tarea pendiente para éste nuevo año, entrar en la memoria más próxima y en la memoria presente y ponerlas al día.
Y escribí hasta la extenuación y seguí escribiendo y sigo y sigo. hice más cosas en éste último año que en los 10 anteriores y creo9 que mi principal objetivo se ha cumplido, que era decir que estoy aquí y decirlo bien alto y dando un puñetazo sobre la mesa. O sea reivindicándome, queriéndome y apreciándome y empatizando conmigo mismo y parece fácil esto que digo, pero no señor, no lo es. Pues mi autoestima estaba a nivel del suelo y eso gracias a que había suelo, sino estaría a nivel de las catacumbas del miedo. Me he levantado ardiente de deseos y dispuesto a luchar y a guerrear y a ver, y a observar, y a sentir, y a disfrutar y eso no se hace como el que no quiere la cosa, es una árdua tarea y es una tarea de titanes y de dioses del Olimpo y por eso ahora noto que por fin yo estoy a la altura de ellos o ellos están a mi altura. ¡Como se nota que ahora me quiero!, pues hasta los dioses se me hacen pequeños.
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