¡FELIZ NAVIDAD!

Señores, hagamos del día de hoy, un día de Paz y Armonía, pues un día al año no hace daño. Hoy dejemos las herramientas de la lucha y dediquémonos a ser jipis y ¡viva Jipilandia!. Aunque no crea para nada en éste tinglado, su espíritu me gusta y ya teniendo hijos, pues me gusta mucho más. Para ellos todo es muy sencillo, se celebra ésta noche y se hace en  familia y ya está y nada de darle vueltas a porque tengo celebrar algo en que no creo y si yo soy ateo y demás mandangas patateras. Hoy se celebra la Nochebuena por mis cojones, que no son benditos, pero son mis cojones, y ante ésta razón tan evidente y contundente, que no queda otra  que ponerse a la tarea.

Bueno señores, a todos los que me habéis seguido en mis escritos y a los que los padecieron de vez en cuando, yo desde éste peñasco en medio del mar Mediterráneo, os felicito la Navidad y que cumpláis muchas más. Cada Navidad es un año más y un año menos en nuestra existencia carnal, a la espiritual no sé lo que le pasará, pero ese cuerpo serrano que ahora tenéis, al final será pasto de los gusanos, como  es lógico y menester.

O  sea que a celebrarlo por todo lo alto y con fe y resignación cristiana (sic) y sobre todo con ganas, con ganas de seguir viviendo, con ganas de cambiarlo todo y con ganas de disfrutar. El día de hoy daré descanso a mi nave espacial y no voy a escribir más o eso espero no hacer, porque eso supone que estoy centrado en el tema navideño. Ya sabéis que en el día de hoy algo pasó en Jerusalén y no sé si será verdad lo que pasó, pero esa creencia o leyenda hizo cambiar al mundo, no sé si hacia el lado bueno o hacia el malo, pero el mundo cambió y yo creo que para peor. Y como dije al principio nada de comerse el coco, hoy es Nochebuena y mañana Navidad. ¡Qué disfrutéis como cosacos o por lo menos como voy a disfrutar yo!.

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JULIO CORTÁZAR