MORIRÉ CON LAS BOTAS PUESTAS

Y hoy es martes 11 de Febrero de 2.014 y lo primero que tengo que hacer, es reconocer que de nuevo la he cagado. No tengo límite o si lo tengo no quiero reconocerlo. Pues nada que ayer fui a jugar al Padel una hora y media y vuelta a casa, pues otra hora y media jugando al pin-pong con mis hijos. Después me fui a sobar y me levanté para ir a jugar otro partido de padel, otra hora y media más sobre me destartalado cuerpo y al final, ¿cual fue el resultado?, pues muy fácil, que estoy roto por los cuatro costados.

Llegué a casa y estaba muerto y muerto del todo. Dolor ya no tenía pues todo era dolor y  frío y frío, ese frío ancestral y que nos recuerda que hace mucho tiempo sobrevivimos a una época glaciar. Total que me pasé de revoluciones y tuve que meterme dos veces en cama. Porque era un alma en pena o un trozo de carne sufriente. Y nada que en resumen que son las 7 de la tarde y no hice otra cosa en todo el día, que sufrir y hacer y a duras penas, la comida. Éste es mi único logro de hoy, ¡hacer la comida!.

Cuando reconoceré que tengo ya 58 años y recién cumplidos y que por mucho que me empeñe la carcasa envejece y donde antes había líquido sinovial, ahora hay simplemente óxido. ¡Joder! si llevaba meses (como 4) sin mover el culo de éste asiento y de repente, sí de repente, me pongo 4 horas y media en actividad frenética y pensando que soy un deportista superdotado. Después hablo de los que corren maratones y que lo hacen a edades avanzadas y que un día van a petar como peta un cohete viejo y yo haciendo lo mismo.

 Vamos a ver, que yo ya no estoy para estos trotes, yo estoy para que me cuiden y me mimen y me den sopitas calentitas y me pongan una bolsa de agua calentita en la camita y que después me saquen a pasear y con una mesa camilla. Bueno ni tanto ni tan calvo, aunque algo calvo si que estoy, pero mi verdadero problema es, es que tengo un cerebro en erupción continua y eso es lo que me engaña sobre mi falsa juventud. Tengo un cerebro que bulle ideas sin pausa y eso me hace pensar que mi cuerpo también está revolucionado y también lo está, pero mi cuerpo tiene sus límites añosos.

Bueno, ahora reconozco que soy un viejo pellejo pero con un cerebro de niño, pero no apuesto y para nada que lo vuelva a reconocer mañana. ¿O acaso mañana no es otro día en nuestra azorosa vida?. Pues eso que mañana estaré como nuevo y si alguien me dice que si jugamos un partido de Padel, yo seré el primero en decir que sí y si me dicen tres partidos, allí estaré y poniendo la mejor de mis sonrisas, aunque por dentro me esté muriendo de dolor. Ya veis soy un viejo revenido o un viejo que no acepta ser viejo. Así es la vida y si yo siempre fui así, creo que ya es tarde para cambiarme. Yo creo no, yo estoy convencido que moriré con las botas puestas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR