¡PROBLEMAS A MÍ!


¿Problemas a mi?. A mi que soy el Rey de los problemas y es que yo ya nací siendo un problema, un problema para mis padres y no sé si también para mi mismo. Aún estoy tratando de dilucidar eso, si soy un problema para mi mismo, porque para los demás, si que estoy seguro que lo soy, pues a veces pienso que soy como un grano en el culo ajeno. Ya desde pequeñito los problemas acudían a mi y como si yo los alimentara y les diera sustento. Fue un problema mi nacimiento y ese hijo que vino a destiempo y eso que mis padres lo tenían fácil, pues yo heredaba todo lo que no quería mi hermano. Y es que mi hermano fue el verdadero rey de la tribu y si el niño quería esto, se le compraba y punto.

Mi hermana no, mi hermana llevaba palos por todos lados. Bueno no, yo llevaba más, muchos más, pues yo era el hijo no deseado. El tercero en discordia y el más atravesado. Supongo que en la barriga de mi madre yo crecí atravesado, pues así fueron los primeros  años de mi vida, atravesados y luchando contra con todo y contra todos. No fui un niño dócil y santo, fui lo contrario, rebelde hasta la médula y a veces insoportable de carácter. Recuerdo que cuando quería una cosa, ya podía arder Troya que yo seguía en mis trece y con unos berrinches de tozudez que no veas.

Los problemas crecieron conmigo y poco a poco se hicieron mis mejores amigos. Con ellos jugaba solo, con ellos me divertía, con ellos montaba en bici y con ellos transcurría mi vida. Por lo tanto a éstas alturas no concibo a un mundo sin problemas y aunque vengan en avalancha, los problemas serán bien recibidos. Porque para mi son estimulantes y me ayudan a crecer por dentro, por fuera ya dejé de crecer y hace mucho tiempo, y no me incordian, ni me molestan, son como los viejos amigos a los que vuelves a ver después de mucho tiempo. Los recibo, los acojo y los agasajo con mis ricos pensamientos y como diría el indio de la película: "Yo no tener miedo a los problemas".

Si sé que el día en que no tenga problemas, me quedaré en blanco y vacío. Puedo decir y en voz bien alta, que sin problemas yo no vivo. Y no es un farol que me eche, es una realidad y es una realidad de cada día. Me preocupa el posible día en que me levante sin tener un problema en mi cabeza, porque no sé como reaccionaré y porque a lo mejor me entra el yuyu y me quedo parapléjico y mudo. Claro que a veces me sobrepasan y me pierdo en los mares de las dudas, pero poco a poco y hablando pacientemente con ellos, voy resolviendo y dando soluciones, más o menos peor al revés de como hace el Obama en su palacete oval, que parece que resuelve algo y que en realidad
no hace nada.

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JULIO CORTÁZAR