Un día te aplauden y otro día te aplastan los huevos y después se los comen las moscas de la mierda, así es la vida del día a día. Un día estás en la cima todo contento y al día siguiente, estás en las cloacas y rodeado de ratas. Y que nadie me diga que no es así, porque yo he probado esa medicina muchas veces, he probado las coronas de laurel en el podio y he probado, el dulce olor de las cloacas y con la mierda hasta el cuello. En realidad pienso, que no es que yo tenga mala suerte, sino que es ley de vida y que por tanto, todos padecemos estos procesos.
Un día te levantas tan contento y todo decidido a coger moras del bosque mediterráneo y todo va muy bien, pues todo el bosque es entrañable y suave, todo son lindas mariposas que revolotean alrededor de las flores y coges moras y coges leña y coges una mierda que no veas. Pero a lo que vamos, que con ese día idílico te las prometes muy felices y como un capullo que eres, te pones a hacer planes. Piensas en el día y en la semana siguiente y todo son pétalos de rosa y todo son prados verdes fluorescentes.
Y va y al día siguiente y resulta que te levantas pensado que no tienes ganas de nada y valoras si vale la pena salir de la cama, pues las perspectivas del día son más bien tirando a jodidas y todo anuncia tormenta por dentro y entonces echas de menos a las margaritas y moras del día anterior y eso te da más coraje y eso te desquicia más. Yo que me las prometía tan felices y mira donde estoy, en la mierda de una cochinera. Y así transcurre la vida, entre mariposas y flores, pero no hay que olvidarse de la evolución de las especies y esa nos dice, que las mariposas antes fueron unas orugas asquerosas y que nadie, es felicidad en estado total y absoluto. No existe la dictadura de la felicidad, igual que no existe la dictadura de la infelicidad y que todo se puede cambiar.
Un día te levantas tan contento y todo decidido a coger moras del bosque mediterráneo y todo va muy bien, pues todo el bosque es entrañable y suave, todo son lindas mariposas que revolotean alrededor de las flores y coges moras y coges leña y coges una mierda que no veas. Pero a lo que vamos, que con ese día idílico te las prometes muy felices y como un capullo que eres, te pones a hacer planes. Piensas en el día y en la semana siguiente y todo son pétalos de rosa y todo son prados verdes fluorescentes.
Y va y al día siguiente y resulta que te levantas pensado que no tienes ganas de nada y valoras si vale la pena salir de la cama, pues las perspectivas del día son más bien tirando a jodidas y todo anuncia tormenta por dentro y entonces echas de menos a las margaritas y moras del día anterior y eso te da más coraje y eso te desquicia más. Yo que me las prometía tan felices y mira donde estoy, en la mierda de una cochinera. Y así transcurre la vida, entre mariposas y flores, pero no hay que olvidarse de la evolución de las especies y esa nos dice, que las mariposas antes fueron unas orugas asquerosas y que nadie, es felicidad en estado total y absoluto. No existe la dictadura de la felicidad, igual que no existe la dictadura de la infelicidad y que todo se puede cambiar.
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