Que son las 12 de la mañana y aún sigo pensando que coño tengo que hacer hoy. Hay días que nacen empanados y como tú te dejes llevar, no saldrás ni de la cama y bueno y tal como está el día, no era una mala alternativa. Día de mucha lluvia y de mucho viento y para completar el trío, también día de mucho frío. Un día de tres en uno, o sea, día 27 de Febrero día del tres en uno. Bueno, pues ya tenemos un título que ponerle a un día estúpido e insípido. Más vale eso que nada.
Ya tengo un motivo por el que debo espabilar y teniendo un motivo ya se tiene casi todo, por un motivo, por un objetivo o por una causa se puede por ejemplo, levantar a un país y sobre todo si al motivo lo sabes envolver como conviene. Hay que ponerle un poco de sentimentalismo patriotero, primero se pone la mano en el corazón y como si con ello se te fuera la vida. Segundo, una bandera de los colores que quieras o que estén más de moda. Tercero, un himno patriótico con la letra más hortera y lacrimógena y bueno un poco de simbología guerrera tirando a barroca, ya se sabe: castillos, caballos, lanzas y espadas.
Y ya tenemos un nuevo país, ya hemos envuelto bien el paquete. Después solo hay que delimitar bien las fronteras y que nadie de afuera ponga un pie en una piedra que es nuestra, porque es una piedra y porque es nuestra. Perdón, pero pasa que a veces los argumentos patrioteros se envuelven sobre si mismos y siempre aterrizan en los cuatro pilares que lo sustentan: La Patria, la Bandera, el Himno y por supuesto las Fronteras.
Al final creo que he demostrado y de sobra, que siempre hay un motivo para levantar el culo del asiento.
Ya tengo un motivo por el que debo espabilar y teniendo un motivo ya se tiene casi todo, por un motivo, por un objetivo o por una causa se puede por ejemplo, levantar a un país y sobre todo si al motivo lo sabes envolver como conviene. Hay que ponerle un poco de sentimentalismo patriotero, primero se pone la mano en el corazón y como si con ello se te fuera la vida. Segundo, una bandera de los colores que quieras o que estén más de moda. Tercero, un himno patriótico con la letra más hortera y lacrimógena y bueno un poco de simbología guerrera tirando a barroca, ya se sabe: castillos, caballos, lanzas y espadas.
Y ya tenemos un nuevo país, ya hemos envuelto bien el paquete. Después solo hay que delimitar bien las fronteras y que nadie de afuera ponga un pie en una piedra que es nuestra, porque es una piedra y porque es nuestra. Perdón, pero pasa que a veces los argumentos patrioteros se envuelven sobre si mismos y siempre aterrizan en los cuatro pilares que lo sustentan: La Patria, la Bandera, el Himno y por supuesto las Fronteras.
Al final creo que he demostrado y de sobra, que siempre hay un motivo para levantar el culo del asiento.
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