AJUSTES MENTALES

Yo soy de los que pienso que las cosas irán bien y sino van bien, pues tendrán que ir bien. Yo en éste aspecto peco de positivista y creo que no es cuestión de que yo quiero guiar el asunto hacia el lado positivo, sino que yo ya nací positivo y que por otra parte, también me eduqué en convertir lo negativo en positivo. Es que si no, ¿qué hubiera sido de mí?. Porque mi entorno infantil no era para echar cohetes, era para subirse en uno y desaparecer del mundo. Pero creo recordar que antes de mi infancia, ya era un bebé positivo.
Mallorca

Después me crié en ambiente hostil y agresivo. Llevé y dí ostias por doquier, pero eso sí, cada ostia que recibía era una cicatriz no olvidada, pues la bendita venganza era mi lema preferido y ya formaba parte de mi forma de ser. Yo no recuerdo un sólo momento de mi infancia sin haber ostias por el medio. Había lapsus pacíficos o pequeños momentos de paz, pero siempre con el horizonte negro de próximas tormentas amenazantes.

Y bueno que puedo decir: ¿qué me arrepiento de ello?, pues no señor, no me arrepiento de nada. Aprendí tantas cosas en los ambientes hostiles que podría escribir un verdadero manual de supervivencia. Y puede que algún me ponga a esa tarea o puede que no. Lo que sí puedo decir es que si uno sale vivo de esa experiencia, ya tiene media vida resuelta, pues pasa que las malas ostias ya nunca te sorprenderán. El único problema que tiene el asunto, es el no pecar de ser demasiado desconfiado, pero para eso están los ajustes mentales que te brindan los terapeutas, pero cuidado con esto, porque a algunos les gusta convertirte en guiñapo. Y tampoco es eso, ¡digo yo!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR