TARIFA

Menorca
Me quedan pocos días para irme de ésta Isla, para irme 15 días, que ya son días, pues son días y noches y todo suma y en éste caso, nada resta. Otra vez me deslizo hacia el Sur, a Cádiz y como tengo que ir a Tarifa a que me arreglen los piños, me sentaré tranquilamente a divisar Marruecos. Desde Tarifa se divisa África como si fuera la otra orilla de un río, o sea como si estuviera a tiro de piedra. Tarifa cuna de winsurfistas y de kite surfistas, pues el viento azota con inusitada fuerza desde todas las posibles posiciones.

Me encanta Tarifa, me encanta su ambiente surfero y sus estrechas callejuelas. Supongo que me encantará porque allí no vivo, pues mi visión es la de un puto guiri. Supongo que metido todo el año en un pueblo de mala muerte (en invierno) y siempre azotado por vientos huracanados, no es lo ideal para dar con tus huesos de forma definitiva. Pero yo reivindico mi lado guiri (que creo que también tengo derecho) y me paseo por su calles y playas como un puto guiri perdido y alucinado.

Me gusta la espectacularidad de su ambiente, es diferente y es como un botón de muestra de otra forma de vivir. Hay sueños que se tienen desde pequeño, hay sueños que soñaste antes de nacer, son sueños que llevas en la sangre y cuando ves un sitio como éste, es cuando te das cuenta que lo soñaste alguna vez. Y si volviera a vivir y si renaciera entre las cenizas, sé que aquí sería uno de los sitios preferentes y aprendería a navegar haciendo winsurf y kite surf. Lo sé, pero está claro que en ésta vida todo no se puede hacer y que de algunas cosas te das cuenta más tarde de lo que toca. Bueno, ahora me llega con contemplar la esplendidez de África, de ver el mar cubierto de velas, de recorrer sus calles estrechas y de pensar que si volviera a nacer, lo haría en Tarifa.

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JULIO CORTÁZAR