Y es que ya estoy hasta las narices de que se confunda al amor con la compatibilidad y cada vez que veo o escucho un anuncio de una de esas agencias de citas, me pongo de los nervios. Porque esas agencias juegan con los sentimientos de la gente y utilizan todos los miedos y temores que tenemos las personas y el resultado es, un pufo disfrazado de Cupido. Te ponen a tu lado a otra persona que sólo te puede brindar compañía y para ello, no hay mejor cosa que ponerte un muñeco o muñeca de carne y hueso y con tus mismos gustos y aficiones.
En el fondo es muy penoso éste asunto y así, a lo bruto, suena como a muy ridículo. Bueno, la cosa se disfraza de amor y sino hay amor al principio (que no lo hay), te venden que lo puede haber más adelante, que todo es dejarse llevar y si te relajas, tarde o temprano el amor llegará por la ventana o por el balcón. Y una mierda, digo yo y lo digo, porque a mi me pasaría exactamente todo lo contrario, pues odio tener al lado a una fotocopia mal o bien hecha de mí y en consecuencia, tengo claro que a esa persona la acabaría odiando con todas mis fuerzas.
No soporto la equidad de criterios y el tener los mismos gustos. Yo quiero querer y amar, pero a alguien que me llame por algo, a alguien que sea distinto a mí y que ejerce sobre mí la magia de la atracción. Y por principios, a mi me atrae la persona que es diferente a mi, la que actúa de otra forma, la que piensa distinto, la que me dice que no y no la que me dice siempre que sí y es que en el fondo el amor, es la atracción de dos polos opuestos, que sí, que se rechazan pero que se atraen con más fuerza. No sé si con el paso del tiempo y más ahora que estoy en época madurita, lo que digo ahora lo pondré en duda, pero eso me da igual, porque lo evidente es evidente y además, sería el primero en reconocer que me estaría engañando y porque tampoco pasaría nada, lo evidente no siempre está de acuerdo con lo que tú estás haciendo. No sería consecuente y ya está..., y a seguir viviendo, que para lo que me queda en el convento, me cago dentro.
En el fondo es muy penoso éste asunto y así, a lo bruto, suena como a muy ridículo. Bueno, la cosa se disfraza de amor y sino hay amor al principio (que no lo hay), te venden que lo puede haber más adelante, que todo es dejarse llevar y si te relajas, tarde o temprano el amor llegará por la ventana o por el balcón. Y una mierda, digo yo y lo digo, porque a mi me pasaría exactamente todo lo contrario, pues odio tener al lado a una fotocopia mal o bien hecha de mí y en consecuencia, tengo claro que a esa persona la acabaría odiando con todas mis fuerzas.
No soporto la equidad de criterios y el tener los mismos gustos. Yo quiero querer y amar, pero a alguien que me llame por algo, a alguien que sea distinto a mí y que ejerce sobre mí la magia de la atracción. Y por principios, a mi me atrae la persona que es diferente a mi, la que actúa de otra forma, la que piensa distinto, la que me dice que no y no la que me dice siempre que sí y es que en el fondo el amor, es la atracción de dos polos opuestos, que sí, que se rechazan pero que se atraen con más fuerza. No sé si con el paso del tiempo y más ahora que estoy en época madurita, lo que digo ahora lo pondré en duda, pero eso me da igual, porque lo evidente es evidente y además, sería el primero en reconocer que me estaría engañando y porque tampoco pasaría nada, lo evidente no siempre está de acuerdo con lo que tú estás haciendo. No sería consecuente y ya está..., y a seguir viviendo, que para lo que me queda en el convento, me cago dentro.
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