Es utópico el pensar que la gente en general te va a apoyar y porque en la condición humana está escrito que hay que ser envidioso. La envidia no es un pecado adquirido a través de la vida, la envidia ya viene en el paquete y nosotros ya nacimos con envidia y moriremos aún más envidiosos. Y esto puede sonar a conformismo, pues es aceptar que la envidia es parte de nosotros. Para mí, así es y otra cosa mariposa es que seamos capaces de dominarla. Y para que aceptemos que somos envidiosos se nos habla de dos tipos de envidia: la envidia sana y la envidia maligna.
Y el límite entre las dos se difumina mucho y es sana se deseas el bien ajeno y es maligna si le deseas lo peor. Y hay veces que deseas ambas cosas y en esa pelea te comes los cuernos y depende del cuerno dominante el que te pronuncias por una cosa o por la otra. Es la vieja lucha entre el bien y el mal y a saber quién gana. Según el diccionaria de la Rae la Envidia es:
1. f. Tristeza o pesar del bien ajeno.
Y el límite entre las dos se difumina mucho y es sana se deseas el bien ajeno y es maligna si le deseas lo peor. Y hay veces que deseas ambas cosas y en esa pelea te comes los cuernos y depende del cuerno dominante el que te pronuncias por una cosa o por la otra. Es la vieja lucha entre el bien y el mal y a saber quién gana. Según el diccionaria de la Rae la Envidia es:
1. f. Tristeza o pesar del bien ajeno.
Y por ejemplo si yo tuviera un chiringuito de chuches al aire libre, habría quién diría: pobrecito tío qué frío o que calor debe de pasar, pero también habría quién pensaría, sobre todo algunos niños: que envidia y porque puede comer los chuches que le de la gana. Por tanto con la envidia ya nacemos y sólo depende de nosotros el dejarla salir al libre albedrío o el controlarla y ponerle unos grilletes.
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