Hoy es día 25 de Enero y es Lunes, otro puto Lunes de mierda y mira que me lo digo: "tío, después del Domingo viene el Lunes" y ya si se junta el Lunes con el día saliente de Guardia y tal como pasa hoy, ¿qué os puedo contar?, que los dos se multiplican y hacen que sea un Lunes retorcido y maloliente. Y eso que me he duchado y bien duchado, pero ese olor impregna la ropa, ese olor se mete en la piel y traspasa las Meninges y una vez que se instala en el Líquido Cafalorraquídeo llega de sopetón a la Pituitaria. Los Lunes huelen a eso, huelen a huevo podrido, a nostalgia, a falta de ganas, a desidia, a flojerío, a ver que pasa y si pasa algo...pues tenemos toda la semana por delante. Los Lunes suenan a aplazamiento, a que hoy no y será mejor mañana o pasado o la semana que viene.
Y si tomas una decisión un Lunes, tomas el gran riesgo de equivocarte y de meter la pata. Los Lunes debían estar hechos para querer en silencio o para amar sin tocarse o sea, nada de folleteos, ni palabreríos amorosos, tú en un lado de la cama y yo en el otro y en silencio absoluto y en la quietud del espacio. Y un Lunes no es el día propicio para demostrar tu empatía y lo digo porque vengo de montar un pollo en un comercio que te cagas. Y todo por unos simples auriculares de mierda, sí de esos que se regalan en Reyes y que ahora están tan de moda. Pues los auriculares de mi hijo pequeño no funcionaban y por eso me desplacé hasta el puto comercio, para que me dieran otros al instante que para eso estaban en garantía.
Pues no señor, primero los tiene que ver el técnico del comercio y después, lo llamaremos. Y sino funcionan, no funcionan y sino no funcionan, es porque me los vendió estropeados y ¿yo tengo que desplazarme otro día hasta éste puto comercio de mierda?. Vamos, como si fuera una tele o una torre a la que se le cayó un tornillo, señor..., estamos hablando de unos putos auriculares que no funcionan y bla, bla, blá. Bueno, por el medio hubo palabras más altas que otras y por supuesto, la petición del libro de reclamaciones, cosa que les jode bastante y que por eso mismo, lo hice. Y hubo un momento en que me acordé de las enseñanzas recibidas respecto a la EMPATÍA y de como me las estaba pasando por los cojones, pues según dice esa escuela conciliatoria, tú como persona que eres, tienes que intentar entender al dependiente o a lo que sea esa cosa. ¿Y que pasa si el tío problema es un gilipollas de mierda o un cabrón redomado?, pues siguiendo sus putas enseñanzas, le tendrías que dar dos besos y uno de ellos en su boca y además, ¿a mí quién me entiende?. O sea, que para ser empático le tienes que comer su lengua viperina y pensar que el pobrecito es un explotado y demás mierdas lastimeras.
Y si tomas una decisión un Lunes, tomas el gran riesgo de equivocarte y de meter la pata. Los Lunes debían estar hechos para querer en silencio o para amar sin tocarse o sea, nada de folleteos, ni palabreríos amorosos, tú en un lado de la cama y yo en el otro y en silencio absoluto y en la quietud del espacio. Y un Lunes no es el día propicio para demostrar tu empatía y lo digo porque vengo de montar un pollo en un comercio que te cagas. Y todo por unos simples auriculares de mierda, sí de esos que se regalan en Reyes y que ahora están tan de moda. Pues los auriculares de mi hijo pequeño no funcionaban y por eso me desplacé hasta el puto comercio, para que me dieran otros al instante que para eso estaban en garantía.
Pues no señor, primero los tiene que ver el técnico del comercio y después, lo llamaremos. Y sino funcionan, no funcionan y sino no funcionan, es porque me los vendió estropeados y ¿yo tengo que desplazarme otro día hasta éste puto comercio de mierda?. Vamos, como si fuera una tele o una torre a la que se le cayó un tornillo, señor..., estamos hablando de unos putos auriculares que no funcionan y bla, bla, blá. Bueno, por el medio hubo palabras más altas que otras y por supuesto, la petición del libro de reclamaciones, cosa que les jode bastante y que por eso mismo, lo hice. Y hubo un momento en que me acordé de las enseñanzas recibidas respecto a la EMPATÍA y de como me las estaba pasando por los cojones, pues según dice esa escuela conciliatoria, tú como persona que eres, tienes que intentar entender al dependiente o a lo que sea esa cosa. ¿Y que pasa si el tío problema es un gilipollas de mierda o un cabrón redomado?, pues siguiendo sus putas enseñanzas, le tendrías que dar dos besos y uno de ellos en su boca y además, ¿a mí quién me entiende?. O sea, que para ser empático le tienes que comer su lengua viperina y pensar que el pobrecito es un explotado y demás mierdas lastimeras.
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