EL VIENTO Y LOS LOCOS

Que de nuevo se ha levantado el viento, que hoy sopla de cojones, que éste es un año ventoso y que cada dos por tres tenemos la visita del viento de Tramontana y eso es de agradecer, porque con el calor que hace y sin viento, podíamos estar ardiendo. Además, que nadie critique el viento, porque es mi amigo y mi compañero y me habla y me dice cosas y a veces altera mi equilibrio inestable, mi pobre equilibrio inestable y con un fuerte soplido derrumba mis defensas, que tanto trabajo me han costado. Por eso se dice que en los lugares y sitios ventosos, hay un mayor índice de locos y hasta hay algunos que se tiran el moco y dicen que hay mayor número de suicidios. Bueno, yo a tanto no llego. a aseverar esa relación directa entre el fuerte viento y el incremento de suicidios y puede y solo puede que si haya más locos, pues el viento produce zumbidos, pitidos y silbidos, que pueden alterar a los que están como yo, a los que están en ese inestable equilibrio.

Pero a los locos nos gustan esos ruidos y porque a un loco lo que más le altera, es lo contrario, es la quietud de los ruidos, es el silencio de la mar en calma. Los días sin pena y sin gloria, los días amorfos, los días sin salsa...porque a lo mejor es cuando escuchamos más voces y ecos y además, porque creo que provienen de nuestro interior. Y eso es lo que de verdad nos altera, nuestra voz interior. A los locos nos gustan las jaranas, los días de marcha, los gritos desgarradores, las risas sin cortapisas, los llantos descontrolados, las sábanas revueltas y ese ¡buenos días! con voz de ilusión.
Los locos somos vividores, nos gusta el vivir y todo lo que eso conlleva: las risas, los llantos, la amargura dulce, los pelos despeinados, la cara de sueño y el ¿porqué no nos volvemos a ver?....

Y ya sé que algunos locos se quedan pillados, pero ¿que le vamos hacer,?, si a los locos nos encanta el riesgo y el amanecer. Yo era de atardeceres dorados y lo sigo siendo, pero los mejores momentos que recuerdo fueron en el amanecer y porque todo está medio adormilado, menos tú, que estás en pleno brote vital. Mis mejores brotes fueron en el amanecer, aunque también es de persona reconocer que después me costó un huevo el tener que bajarme del globo...pero bueno, nada que no pase con un buen desayuno y con una rica tostada de pan y tomate...pues al parecer a la fiera que llevo dentro le gustan mis desayunos con tostadas.

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JULIO CORTÁZAR