¡NO HAY VERDADES DE FE!

Por fin han llovido cuatro gotas en ésta roca de arena y tierra...por fin. Hoy es un día de lucha entre el sol y las nubes, un poco de sol, otro poco de nublado y hasta parece que se han puesto de acuerdo en los turnos. Bueno, pues por fin se va notando la mano tibia del Otoño con sus primeros síntomas. Otoño, ay!! mi añorado Otoño, suspiro por ti, ya que no puedo suspirar por mi. Me lo tengo prohibido, no quiero sentir ni la más mínima debilidad, creo que ya he sufrido bastante y yo en éste aspecto no me ando con tonterías y un solo suspiro y me corto los huevos. Ahora no quiero lágrimas, ni suspiros, ni depresiones...solo quiero el silencio que precede a las tormentas.

La paz interior, la famosa paz interior, la que nunca se consigue pero que siempre se intenta. Bueno, yo ahora estoy bastante en paz, estoy como sedado, un poco atontado y lento de reflejos y sin haber tomado pastillas dormideras. A pelo y a lo natural, como cuando me lavo el pelo con Pantene y me dejo suelta la melena. Claro que mi paz interior es, como decirlo...demasiado guerrera, pues quiero seguir batallando y a lomos de mi caballo blanco. Mi paz es con sangre y con los trozos de nuestros cuerpos. Es más un armisticio que una firma o acuerdo de paz, es parar de matar después de haber matado.

Es una firma sobre pilas de muertos y además, siempre será una paz transitoria, no creo en el absolutismo de las cosas, como cuando te casas y para toda la vida y después resulta que duras dos años o 20. Pero eso demuestra que todo es relativo y que las cosas duran hasta que se desgastan o revientan, ni más ni menos. La cuestión es que no hay verdades de fe y es una de las pocas cosas en que me siento seguro, ¡no hay verdades de fe!.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR