DICEN QUE SOY...

Dicen que lo mío es truculento, es decir, que soy muy cariñoso y durante un rato y de repente me convierto en Arácnido con mucho veneno...claro que pocos me entienden, bueno, me entienden los arácnidos, los reptiles y puede que las babosas, pero sólo por la suelta de baba y no porque se arrastren...y lo digo porque no sé doblegarme y menos, arrastrarme, no sé decir que si cuando es no y no, cuando es sí  y lo que si prometo: ¡es que jamás seré neutro! y ante todo seré ácido y destructivo y de vez en cuando construiré puentes humanos y crearé obras de arte.

También dicen que soy simpático y al mismo tiempo, antipático. Bueno, esa contradicción la llevo dentro y me rió hasta de mi sombra, pero si escucho una risa de Hiena y a costa de mi presencia, me empiezan a supurar los sobacos y la acidez se apodera de mi Estómago y al final, me inundo de mala hostia en dos segundos. Pero la diferencia con antes está en que ya no peleo, ya no me peleo por nada y con nada y no es que me de igual lo que me dicen (¡claro que no!), pero coño y coño...para algo tengo las palabras, pues fácilmente las convierto en dagas y en objetos hirientes. Ataco y me defiendo con las palabras y es ¿qué para que quiero más?...si yo sé, que con una sola palabra puedo hacer más daño que Atila y su pandi.

Cuando uno sabe que tiene ese poder se tiene que medir todos los días, Tiene que amoldarse a las diversas situaciones y buscar las palabras más adecuadas y comedidas, pues no se trata de generar violencia gratuita, porque con la que hay ya llega y sobra. Algunos lo piensan y muy pocos me lo dicen y piensan ¡qué voy de SOBRADO!,  Que miro de forma displicente y con aire de perdona vidas, que hablo con la lengua afilada y que escupo veneno a larga distancia y todo, sin mediar aviso previo. Vamos que algunos me tildan de VÍBORA para arriba y eso me hace sentir orgulloso...porque así huelo la maldad del que me quiere atacar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR