Sabéis una cosa, pues hoy el mar estaba triste y alborotado o era yo el que estaba triste y alborotado y al final el mar estaba simplemente revuelto porque hacía mucho viento y el que estaba triste y alborotado era yo. No sé, hoy el mar estaba triste y yo lloré con él o yo lloré frente a él pero sin derramar ni una sola lágrima. Ya sabéis que yo lloro en seco y sino lo sabéis ahora os lo estoy diciendo y entonces yo estuve frente al mar y he llorado lágrimas de aire y supe que eran de aire, porque alguna empezó a ascender hacia el cielo y casi me arrastra con ella. Bueno, pues hoy fue un día muy triste y porque se cumplieron los viejos designios de lo que iba a pasar...el caos dentro de mi cabeza y una gran congoja dentro de mi cuerpo y es que hoy todo se acabó.
Hoy cerré la últimas puerta a la esperanza del amor y decidí que la mejor solución era y es, la soledad. Si, la puta soledad y a la que tanto miedo tenemos...bueno yo le tengo una especie de atracción fatal: la quiero conmigo porque me atrae y al mismo tiempo la quiero tener alejada...la quiero y no la quiero y sigo deshojando la Margarita... y ¿cuál fue el resultado final?. Pues fue el anteriormente anunciado y ahora sé que voy de la mano de la soledad y creo que voy hasta el final y hasta que se pudra mi carne y hasta que se conviertan mis huesos en polvo que el viento se llevará.
Antes, hace unos años, uno tenía la opción de rechazar una cosa sabiendo que más adelante esa misma cosa iba a aparecer de nuevo y ahora en cambio y fundamentalmente por tema de la edad y sus putas consecuencias (más físicas que psíquicas), uno sabe o debe saber que va cerrando las puertas casi definitivamente y lo que hay que tener cuidado es de no pillarte los dedos...porque lo de envejecer juntos no va a poder ser y ese gran pero pequeño viaje, tampoco y ese contarnos cosas a la luz de una vela, tampoco o a la luz de la Luna y bailando un Tango, pues menos. Y no sé...tengo la sensación de que "pudo ser más de lo que fue".
Hoy cerré la últimas puerta a la esperanza del amor y decidí que la mejor solución era y es, la soledad. Si, la puta soledad y a la que tanto miedo tenemos...bueno yo le tengo una especie de atracción fatal: la quiero conmigo porque me atrae y al mismo tiempo la quiero tener alejada...la quiero y no la quiero y sigo deshojando la Margarita... y ¿cuál fue el resultado final?. Pues fue el anteriormente anunciado y ahora sé que voy de la mano de la soledad y creo que voy hasta el final y hasta que se pudra mi carne y hasta que se conviertan mis huesos en polvo que el viento se llevará.
Antes, hace unos años, uno tenía la opción de rechazar una cosa sabiendo que más adelante esa misma cosa iba a aparecer de nuevo y ahora en cambio y fundamentalmente por tema de la edad y sus putas consecuencias (más físicas que psíquicas), uno sabe o debe saber que va cerrando las puertas casi definitivamente y lo que hay que tener cuidado es de no pillarte los dedos...porque lo de envejecer juntos no va a poder ser y ese gran pero pequeño viaje, tampoco y ese contarnos cosas a la luz de una vela, tampoco o a la luz de la Luna y bailando un Tango, pues menos. Y no sé...tengo la sensación de que "pudo ser más de lo que fue".
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