No me corresponde a mi ser Juez y parte y en tal caso les corresponde a los demás juzgarme, pero eso sí, sin pasarse ni un pelo. Yo sé que soy un crédulo romanticista y un humanista empedernido y a veces, un poco fantasma y porque me encanta el lado grande o más exagerado de la vida. Yo distorsiono la realidad y si tengo que pedir perdón por ello, pues lo pido, pero tenéis que entender que se me va la mano con éste asunto y si delante tengo algo insustancial voy yo y lo transformo en algo pasional y sanguíneo. Es algo natural y normal en mi persona. Por eso cuando cuento alguna cosa mi narración tiende a la extrapolación de los hechos y porque es una forma de darles más sabor y vida. No pretendáis objetividad en mis descripciones, porque soy totalmente lo contrario, soy como dicen algunos, demasiado subjetivo y por esa razón deformo tanto las cosas. Y quién me conoce un poco sabe que lo hago a la mínima oportunidad y bueno, hay quién se lo toma a bien y me deja seguir libremente la narración de mi rollo y hay, quién se toma como un deber corregir mis continuas exageraciones y venga a matizar lo que digo: "tampoco es para tanto y ¡joder! no seas tan exagerado y a ver cuando cuentas bien las cosas".
Pues yo creo que las cosas siempre las conté muy bien, muy a mi manera, pero que cuando las cuento, todo dios se da por enterado que en el guión va incorporada una buena dosis de exageración, porque yo no lo disimulo, ni intento que parezca verdad lo que digo, simplemente lo digo y que cada uno recoja lo que quiera y pueda. Los hechos objetivos no siempre mandan y a veces es mejor tener una visión más personal de las cosas, ya digo que no siempre, pero yo lo que intento decir hoy aquí, es que por eso no acepto de forma definitiva y contundente, el absolutismo de los hechos. Deformar la realidad es uno de los mayores placeres que tiene la vida y ya bueno, si sabes añadirle un poco de magia a las narraciones, otro poco de fina y burda ironía y además, si sabes jugar con las palabras adecuadas, entonces ya es la hostia bendita.
Pero que conste en acta que yo soy más partidario de las descripciones deformadas y subjetivas o como mucho, apoyo las dos formas, la objetiva y la subjetiva y de ese cambaleche es de donde debe salir la interpretación de las cosas o hechos. Y mirar lo que os digo: ojalá tuviera más magia para describir las cosas y más pasión exagerado...pero bueno, tengo lo que tengo y a quién no lo guste mi forma de ser y de estar por la vida, ya sabe lo que puede hacer...
Pues yo creo que las cosas siempre las conté muy bien, muy a mi manera, pero que cuando las cuento, todo dios se da por enterado que en el guión va incorporada una buena dosis de exageración, porque yo no lo disimulo, ni intento que parezca verdad lo que digo, simplemente lo digo y que cada uno recoja lo que quiera y pueda. Los hechos objetivos no siempre mandan y a veces es mejor tener una visión más personal de las cosas, ya digo que no siempre, pero yo lo que intento decir hoy aquí, es que por eso no acepto de forma definitiva y contundente, el absolutismo de los hechos. Deformar la realidad es uno de los mayores placeres que tiene la vida y ya bueno, si sabes añadirle un poco de magia a las narraciones, otro poco de fina y burda ironía y además, si sabes jugar con las palabras adecuadas, entonces ya es la hostia bendita.
Pero que conste en acta que yo soy más partidario de las descripciones deformadas y subjetivas o como mucho, apoyo las dos formas, la objetiva y la subjetiva y de ese cambaleche es de donde debe salir la interpretación de las cosas o hechos. Y mirar lo que os digo: ojalá tuviera más magia para describir las cosas y más pasión exagerado...pero bueno, tengo lo que tengo y a quién no lo guste mi forma de ser y de estar por la vida, ya sabe lo que puede hacer...

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