Yo soñaba con otro mundo y con otra historia, yo soñaba con un mundo nuevo, pero de repente dejé de soñar con ello...fueron años duros y por lo que suponían de rendición en todos los sentidos. Sí, yo a lo largo de mi vida me rendí varias veces, aunque tampoco muchas, pero como decirlo, esas veces fueron intensas y profundas. Pero al final de estos procesos siempre volvió a crecer la hierba verde de la esperanza y eso sí, que nadie me pregunte como fue éste proceso de recuperación de dicha moral diaria y de batalla, porqué no lo sé y porqué no me acuerdo. Para esto siempre se dicen cosas y más cosas y se inventan las otras y es que siempre hay una lista de motivos posibles pero que a mi no me dicen nada...porque yo voy a distinto paso o porque yo hablo otro idioma. La verdad es que yo nunca me vestí de persona normal y normalizada, pero no por darme un aire bohemio e interesante, si no porque desde casi que nacía me gustó ver el otro lado que tienen las cosas, digamos que siempre tuve ese tipo de curiosidad y eso una vez que lo sabes, sólo te tienes que dedicar a tirar del hilo que da la vuelta a las cosas.
Para mi la normalidad era igual a aburrimiento y por eso me encantaba indagar en las profundidades de las cosas y perderme entre los procesos de los pensamientos. La curiosidad, la puta curiosidad que tenemos muchos humanos y claro que la curiosidad es el motor de la historia, aunque no siempre y eso es a lo que iba, no siempre te encuentras en condiciones de aplicar sus consecuencias vitales, es decir, no siempre te encuentras en condiciones personales de probar nuevas cosas y nuevas historias. Porque si fuera así, la vida hubiera sido demasiado fácil y sólo habría que haber dejado rienda suelta a la curiosidad. Vamos a ver, que hay momentos o años en que uno no está para experimentar nada de nada y si a pesar de eso te dejas llevar por el picor de la curiosidad, de repente te encontrarás metido en el puto fango y hasta el cuello.
Yo, las veces que me dejé llevar no estando preparado para ello, después lo pagué con creces. Claro que, claro que ahora todo esto me resulta muy fácil de decir y porque ahora puedo identificar mi estado anímico casi a la primera de cambio. Ahora sé cuando estoy jodido y hasta donde o cuando estoy contento y hasta la muerte. ¡Hombre! son 61 años conociéndome y digo yo, que ya es hora de conocerme un poquito y como para saber de que pie cojeo...
Para mi la normalidad era igual a aburrimiento y por eso me encantaba indagar en las profundidades de las cosas y perderme entre los procesos de los pensamientos. La curiosidad, la puta curiosidad que tenemos muchos humanos y claro que la curiosidad es el motor de la historia, aunque no siempre y eso es a lo que iba, no siempre te encuentras en condiciones de aplicar sus consecuencias vitales, es decir, no siempre te encuentras en condiciones personales de probar nuevas cosas y nuevas historias. Porque si fuera así, la vida hubiera sido demasiado fácil y sólo habría que haber dejado rienda suelta a la curiosidad. Vamos a ver, que hay momentos o años en que uno no está para experimentar nada de nada y si a pesar de eso te dejas llevar por el picor de la curiosidad, de repente te encontrarás metido en el puto fango y hasta el cuello.
Yo, las veces que me dejé llevar no estando preparado para ello, después lo pagué con creces. Claro que, claro que ahora todo esto me resulta muy fácil de decir y porque ahora puedo identificar mi estado anímico casi a la primera de cambio. Ahora sé cuando estoy jodido y hasta donde o cuando estoy contento y hasta la muerte. ¡Hombre! son 61 años conociéndome y digo yo, que ya es hora de conocerme un poquito y como para saber de que pie cojeo...
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