Mis deseos son órdenes
y mis órdenes son hechos,
y yo que pensaba que los deseos estaban para ser eso,
para ser deseos y para solo quedarse en ello
y yo que sentía que los deseos erizaban mi piel
y descontrolaban mis cuatro sentidos
y a veces,
hasta sentía esa nausea que se rebotaba dentro de mi Hiato,
y notaba como a continuación
se abrían como un grifo el resto de esfínteres,
mis pobres esfínteres sin fuerza,
atónitos y abiertos,
dóciles testigos de la cobarde flacidez
y testigos del tránsito insumiso de lo que hasta ahora retenían,
pero es así,
y los deseos son fuente de vida
y la fuente de vida son deseos con forma de sueños.
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