Pongámonos el GPS,
enchufemos radares y activemos nuestras remotas y olvidadas vidas,
activemos pilas y pongámonos pilas alcalinas
o ácidas de esas que cuando lleguen al Estómago
sean digeridas bajo el peso del mismo argumento,
pero mucho más potente y contundente
seamos, seamos personas, seamos humanos,
seamos de aquellos que nacimos en un mes de Febrero
sí, seamos Acuarios
que dicen que son muy enrollados,
yo soy Acuario
y tengo que decir,
que de enrollado tengo muy poco,
soy más bien tirando a rarito de la clase,
era aquél chaval un tanto tímido y delicado
parecía frágil de cristal,
frágil de porcelana,
frágil de será mejor que no me toques...
porque sino os corto los huevos en rodajas,
era un tío así, buen tío...parecía
parecía tranquilo
y en realidad, era tal mi ansiedad,
que no permitía que nadie me soplara o me tosiera,
eran tan bicho que saltaba a la mínima de nada,
y nada de caricias en la noche,
lo mío eran hostias bien dadas
y mordiscos a contraluz y mejor, con la Luna llena
lo mío, era sangre salpicada en la matanza de Texas,
y es que una vez que me disparaba
nadie me podía parar,
y ya fueran uno o diez
o una legión de gilipollas,
daba igual, yo pensaba que la guerra es la guerra,
y daba igual si me cubrían de moratones y sangre seca
además, el puto lila que dejan las contusiones
favorecía mi tez morena y más, con pelo rubio pajizo
(que de aquellas lucía)
es más,
me dotaba de esa estampa entre salvaje y rebelde a lo James Dean,
(salvando las diferencias, claro),
además, con mis Pecas que salpicaban mi rostro sin orden y sin causa,
era una combinación cuasi perfecta,
yo era un chaval con aspecto frágil y mirada un tanto huidiza,
pero como ya de pequeño me encantaban las transformaciones
pasaba de un estado tranquilo o un estado de éxtasis en un plis plas,
en un chasquido de dedos o en un ligero suspiro,
era el yin yang a lo bestia,
pasaba de la suavidad de los mares a los peores huracanes,
pasaba de ser el amor más dulce y suave al más ácido y árido,
era un lobo con piel de cordero,
era un volcán dormido que siempre estaba a punto de petar,
ahora bien, mientras nadie me provocaba
era un Lobo solitario,
andaba a las mías,
tenía mis propios fantasmas con los que compartía juegos
y secretos,
es más, tenía todo un código ético
de lo que podía decir y no decir,
tenía un conjunto de reglas y normas de lo que podía decir
o no hablar,
era fácil, aprendí rápido y pronto con mi Madre,
aprendí que siempre era mejor no decir nada de nada,
no opino, ni pienso,
no digo, no hablo, no murmullo y siempre me callo,
y pasara lo que pasara, el silencio era mi lema de cabecera,
porque sino las hostias llovían
y no sé muy bien el porqué,
pero siempre acababan por partirme mi suave cara de niño tierno y rubio
por tanto y a muy corta edad, aprendí a estar callado y pasara lo que pasara,
aprendí a estar callado antes que andar,
que por lo me jugaba, lo aprendí mucho antes,
yo creo que lo aprendí antes de salir al mundo,
mi Madre a través del Cordón umbilical
me mandó sondas de aviso:
no digas, no hables, no disientas, no des tu opinión,
no digas sí o no, no digas nada, no murmures, no soples,
no gesticules, no respires, no intervengas, no pienses en alto,
habla sin que se note que estás hablando para tus adentros
y entonces ¿qué os puedo decir?
que nací aprendido y bien aprendido
y ahora sé, que mi primera gran lección en ésta vida,
fue el...........¡¡¡SILENCIO!!!
enchufemos radares y activemos nuestras remotas y olvidadas vidas,
activemos pilas y pongámonos pilas alcalinas
o ácidas de esas que cuando lleguen al Estómago
sean digeridas bajo el peso del mismo argumento,
pero mucho más potente y contundente
seamos, seamos personas, seamos humanos,
seamos de aquellos que nacimos en un mes de Febrero
sí, seamos Acuarios
que dicen que son muy enrollados,
yo soy Acuario
y tengo que decir,
que de enrollado tengo muy poco,
soy más bien tirando a rarito de la clase,
era aquél chaval un tanto tímido y delicado
parecía frágil de cristal,
frágil de porcelana,
frágil de será mejor que no me toques...
porque sino os corto los huevos en rodajas,
era un tío así, buen tío...parecía
parecía tranquilo
y en realidad, era tal mi ansiedad,
que no permitía que nadie me soplara o me tosiera,
eran tan bicho que saltaba a la mínima de nada,
y nada de caricias en la noche,
lo mío eran hostias bien dadas
y mordiscos a contraluz y mejor, con la Luna llena
lo mío, era sangre salpicada en la matanza de Texas,
y es que una vez que me disparaba
nadie me podía parar,
y ya fueran uno o diez
o una legión de gilipollas,
daba igual, yo pensaba que la guerra es la guerra,
y daba igual si me cubrían de moratones y sangre seca
además, el puto lila que dejan las contusiones
favorecía mi tez morena y más, con pelo rubio pajizo
(que de aquellas lucía)
es más,
me dotaba de esa estampa entre salvaje y rebelde a lo James Dean,
(salvando las diferencias, claro),
además, con mis Pecas que salpicaban mi rostro sin orden y sin causa,
era una combinación cuasi perfecta,
yo era un chaval con aspecto frágil y mirada un tanto huidiza,
pero como ya de pequeño me encantaban las transformaciones
pasaba de un estado tranquilo o un estado de éxtasis en un plis plas,
en un chasquido de dedos o en un ligero suspiro,
era el yin yang a lo bestia,
pasaba de la suavidad de los mares a los peores huracanes,
pasaba de ser el amor más dulce y suave al más ácido y árido,
era un lobo con piel de cordero,
era un volcán dormido que siempre estaba a punto de petar,
ahora bien, mientras nadie me provocaba
era un Lobo solitario,
andaba a las mías,
tenía mis propios fantasmas con los que compartía juegos
y secretos,
es más, tenía todo un código ético
de lo que podía decir y no decir,
tenía un conjunto de reglas y normas de lo que podía decir
o no hablar,
era fácil, aprendí rápido y pronto con mi Madre,
aprendí que siempre era mejor no decir nada de nada,
no opino, ni pienso,
no digo, no hablo, no murmullo y siempre me callo,
y pasara lo que pasara, el silencio era mi lema de cabecera,
porque sino las hostias llovían
y no sé muy bien el porqué,
pero siempre acababan por partirme mi suave cara de niño tierno y rubio
por tanto y a muy corta edad, aprendí a estar callado y pasara lo que pasara,
aprendí a estar callado antes que andar,
que por lo me jugaba, lo aprendí mucho antes,
yo creo que lo aprendí antes de salir al mundo,
mi Madre a través del Cordón umbilical
me mandó sondas de aviso:
no digas, no hables, no disientas, no des tu opinión,
no digas sí o no, no digas nada, no murmures, no soples,
no gesticules, no respires, no intervengas, no pienses en alto,
habla sin que se note que estás hablando para tus adentros
y entonces ¿qué os puedo decir?
que nací aprendido y bien aprendido
y ahora sé, que mi primera gran lección en ésta vida,
fue el...........¡¡¡SILENCIO!!!
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