MARTES 18 DE DICIEMBRE...

MARTES 18 DE DICIEMBRE...

dicho así, suena a tétrico, a película de misterio

y ¿porque no? un Martes 18 de Diciembre puede ser tétrico

o misterioso o miedoso,

porque en realidad ¿quién sabe como será el día?...

para mí el día siempre empieza muy bien,

con renovados ánimos, 

con ganas de comerme el mundo

o por lo menos de comerme la sabrosa Tostada del desayuno,

....el desayuno es el no va más...

es algo parecido a un orgasmo en seco y sobre la barra de un bar,

porque yo de mesa sentado no soy, yo soy de barra...

no sé porqué pero siempre he tenido debilidad por las Barras de los Bares

y como no sé me va la vida en saber el porqué,

dejo dicha apetencia en el terreno del desconocimiento,

y me gustan las barras de los Bares y punto.

y la Tostada la acompaño de dos o tres cafés con leche

y dependiendo del sueño que aún me quede en la reserva...

después, suelo volver a mi casa

e intento dejarla limpia  y ordenada

y mira que yo soy un puto desordenado de mierda,

pero en asuntos caseros y todo su entorno

 soy tan ordenado que hasta me dan náuseas...

posteriormente toca pensar en la comida,

que hago, que descongelo, que tengo que comprar...

y ya después de éstas tres tonterías,

me pongo hacer lo que realmente me gusta:

ESCRIBIR y escribir y a partir de ahí las horas del día parecen minutos,

a veces tengo que poner el despertador para ponerme límites,

por tanto sobre las 13,30 es la hora de ir a buscar a mi hijo pequeño

y ya de vuelta y sobre las 14,30 comemos los dos juntos y bien avenidos...

sobre las 15 horas estoy libre de tareas

a veces, veo noticias en la tele

pero la mayoría de las veces me vuelvo a centrar en lo que más me interesa

y de nuevo, cabalgo en la escritura,

pero antes cumplo con uno de mis mejores y ancestrales rituales...

encender la estufa de leña

y entonces ¿qué os puedo contar?

que la tarde se hace especial,

que todo fluye, que nada pesa,

que las palabras se deslizan como serpientes a punto de matar,

que si está fuera mi condena pediría la cadena perpetua entre éstas cuatro paredes...

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JULIO CORTÁZAR