Cabalgando sobre mis Demonios me doy cuenta......de la maldad que tengo,
después cojo aire a fondo y le expulso lentamente
y cuando acabo éste acto tan primario,
sé que me he vaciado de todo:
de aire, de demonios, de pensamientos lascivos,
de envidias ajenas y propias,
de avaricias ciegas, de deseos impropios,
de pesadillas, de obsesiones obscenas,
de amores sin sentido o imposibles,
de viejas causas perdidas,
de recuerdos malditos y putrefactos,
de aquellos besos, de aquellos paisajes,
y de aquellos atardeceres en el Mar de Plata.
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