APENAS QUEDA NADA DE...






      Apenas queda nada de aquél atardecer,

el Sol se ocultó bajo la línea del horizonte,

tu rostro se evaporó entre la densa Bruma

y mi paciencia se rebeló contra viento y marea

            y así me gritó:

¡hasta aquí hemos llegado!

y desde ese día soy yo el único testigo

de mis atardeceres dorados.

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JULIO CORTÁZAR