Lo que más añoro de ti,
es el ¡¡buenos días!!
era como un chute de adrenalina
inyectado directamente en el
Corazón,
me duraba justa hasta al Atardecer,
entonces, me ponía a mirar la puesta de sol
y no sé si era la reciente Luna o el agotador Sol,
pero Yo me volvía a recargar de ti
y hasta la mañana siguiente estaba servido
y con el ¡¡¡buenos días!!
empezaba otro ciclo.
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