Ahora,
todo lo que tengo de ti
es tu nombre,
todo lo demás
sigue guardado en aquél Faro con pijama de rayas,
allí a veces me huele a mar sudado y enardecido,
otras veces, me sabe a sal, yodo y romero,
y en otras, todo se enturbia por el potente viento del norte
pero ahora te puedo asegurar,
que todo lo que me ha quedado de aquél naufragio,
son las letras de tu nombre y poco más...
y por cierto,
no he vuelto a ir a aquél Faro,
Aunque también sé que tarde o temprano
A él tendré que volver...

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