¡LA SUFRO!

Oí tu nombre,

y claro, no eras tú,

y entonces recordé...

que tú y tu cuerpo están en una esquina escondida de mi Alma,

en el rincón de los olvidos más retorcidos

y cerca del área de la incomprensión,

y ocupabas lugar y sitio, 

ahora en cambio, 

eres un mancha en mi expediente vital, 

ahora me avergüenzo de mi participación en aquél circo, 

se hablaba de amor y de maravillosos viajes,

y que a lo mejor juntos, podríamos conquistar el mundo,

y ¡hola mundo! como dice una compañera de trabajo

y yo diría, hola imbéciles del mundo

y porque para escuchar lo que dice la tía por las redes,

hace falta ser imbéciles

y yo el primero...pero yo no la escucho

pero en cambio... ¡la sufro!.

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JULIO CORTÁZAR