Era una fábrica de gaseosas en mi Vigo natal y yo era un puto adolescente asomando mi cabeza hacia la etapa adulta. Tenía de aquellas mis 16 años más o menos. Y bueno, me había dado por irme de casa de mis padres y hacerme un hombre independiente y libre...y libre como la misma mierda...y venga a currar a destajo y 10 horas al día. La cadena, la puta cadena que tanto tiempo después duró dentro de mi cabeza y aún ahora, a veces se aparece en forma de pesadilla. Y venga botellas y venga más botellas en fila india y ni siquiera se te ocurriera parar para rascarte...pues un sólo segundo de pausa estaba más que penalizado. Había que parar la puta máquina asesina y eso al patrón no le gustaba ni un pelo y por tanto a cada parada que había que hacer, era un descuento en tu sueldo. Al final todos los días currando 10 horas y para cobrar dos tercios del sueldo. Nadie cobraba el sueldo entero. Y esa era mi puta libertad de mierda. Aparte al salir de la fábrica era ya de noche cerrada y para ir directamente y casi dormido, al Instituto en horario nocturno. Aquello no era vida ni nada parecido. Y así de aquellas me cayó al puto suelo todo el romanticismo de la clase trabajadora. Yo me dije, esto no es vida y entonces comprendí y con una claridad abismal, que lo mío era y sería estudiar y que el puto trabajo proletario había que dejárselo hacer al proletariado y con todos mis respetos. Yo era clase media que quería seguir siendo clase media y de ahí para arriba...
Claro que después de ésta experiencia tuve otras que me confirmaron aún más en mis anteriores deducciones. Que si descargar pescado en el puerto de Vigo y ¡uyy! que frío y que fuertes dolores de espalda (era a las 3 o 4 de la mañana y había que llevar el pescado fresco recién pescado a las cámaras frigoríficas). Que si currar en un Astillero y hasta deslomarse y rendirse a la evidencia de que aquello no era para mi. Que si recoger fruta de los árboles y venga a destrozar un poco más lo poco que iba quedando de mi esqueleto. Que si currar de camarero y 12 horas al día y hasta reventar como una traca de feria. Y todas éstas cosas me llevaron al estudiar más y a comprender que lo mío era estudiar lo que fuera (lo he dicho bien, lo que fuera). Y mirar por donde me dio por estudiar medicina. Y ¿qué si me arrepiento?. Pues no, no me arrepiento para nada...porque me acabó gustando la medicina y es más y a pesar de que han pasado un buen puñado de años ejerciendo como médico, me sigue gustando y hasta a veces, me entusiasma tanto como otras veces, me agota. En realidad me gustan muchas cosas y entre ellas está la medicina. Ahora bien, aclaro que no nací para ser médico devoto y entregado a la causa vocacional y demás pendejadas...pues mis causas son muchas y muy variadas...Por lo tanto, la medicina es una causa más entre otras muchas que son igual e incluso más importantes...

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