
Dios me libre de las densas nieblas
vespertinas,
son telarañas frías,
son gélidas de tacto
son tan pegajosas que me ahogan dentro de su frialdad,
son mantos húmedos que me dejan exhausto de sequedad,
son extrañas criaturas lascivas que se ofrecen a mi maldad
y dijo dios...no caigáis en la tentación del pecado,
y esas palabras rebotan de hueso en hueso
y de fibra en fibra y de célula en célula
y a medida que rebotan van dejando un resto de ansiedad
y al final, yo me estiro y ya no me recupero,
me voy doblando y retorciéndome conforme pasan los días
y de cada año que pasa
hay un nuevo aguijón que me atraviesa de pecho a espalda
y desde la cabeza hasta los pies...
y dijo el Escorpión al morir
abrázame hermano
...¿estás preparado?...
porque somos dos los que debemos partir...
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