No sería tan raro
querer pesar lo nuestro,
si fue poco o si fue nada
o si fue mucho y padeció de obesidad mórbida,
hubiera sido conveniente haber medido nuestro amor,
si fue corto o si fue largo
o si fue tangencial y porque cogió un atajo,
No hubiera estado tan mal
medir nuestro amor en quilates
y haberlo adornado de brillantes
y abrigarlo con helechos de rocío,
No deja de ser sorprendente
que toda aquella belleza
se haya convertido
en un paisaje desolador,
donde las flores han dado paso al desamor,
donde el Faro (que tanto nos iluminó en sus tiempos)
si lo ves ahora,
sigue reclamando a gritos nuestra presencia,
pero ya es tarde para desandar lo andado,
ahora toca mirar hacia delante
y que suenen al unísono todas las trompetas del cielo,
hoy parece que va a llover
y en realidad son esas ganas extraordinarias
que tengo de llorar por nosotros,
no sería tan horrible
pesar nuestro antiguo amor en lágrimas,
en montañas de lágrimas,
en sequía de lágrimas,
o en pocas lágrimas pero muy intensas
y yo me cortaría mis venas,
pero hoy no,
hoy pasearía a la luz de la luna
y enseñaría el latido de mis venas,
hoy laten con la intensidad de un tambor de hojalata
y resuenan como ecos extraviados dentro de mis vísceras.
querer pesar lo nuestro,
si fue poco o si fue nada
o si fue mucho y padeció de obesidad mórbida,
hubiera sido conveniente haber medido nuestro amor,
si fue corto o si fue largo
o si fue tangencial y porque cogió un atajo,
No hubiera estado tan mal
medir nuestro amor en quilates
y haberlo adornado de brillantes
y abrigarlo con helechos de rocío,
No deja de ser sorprendente
que toda aquella belleza
se haya convertido
en un paisaje desolador,
donde las flores han dado paso al desamor,
donde el Faro (que tanto nos iluminó en sus tiempos)
si lo ves ahora,
sigue reclamando a gritos nuestra presencia,
pero ya es tarde para desandar lo andado,
ahora toca mirar hacia delante
y que suenen al unísono todas las trompetas del cielo,
hoy parece que va a llover
y en realidad son esas ganas extraordinarias
que tengo de llorar por nosotros,
no sería tan horrible
pesar nuestro antiguo amor en lágrimas,
en montañas de lágrimas,
en sequía de lágrimas,
o en pocas lágrimas pero muy intensas
y yo me cortaría mis venas,
pero hoy no,
hoy pasearía a la luz de la luna
y enseñaría el latido de mis venas,
hoy laten con la intensidad de un tambor de hojalata
y resuenan como ecos extraviados dentro de mis vísceras.
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