
El otro día te conocí
llevabas bufanda de colores otoñales,
y cara de frío invernal,
tus ojos estaban confundidos por tanta neblina,
mientras tus pechos eran como dos diamantes en
bruto,
sí, nos conocimos
y en realidad nos conocimos de nuevo,
nos dimos dos besos,
y nos miramos
como si nunca nos hubiéramos visto,
después,
hubo sonrisas cómplices
y risas a coro que resonaron como ecos en una caja de truenos,
y cuando disminuyó aquél intercambio
tímido, entrecortado y abismal,
no sé... creo que nos dijimos
¡hasta luego!
y ahora que han pasado los días
me pregunto
¿qué habrá sido de ti?,
buscaré pistas de aquél día
tiraré de los hilos de la memoria,
recordaré el brillo de tus ojos marrones,
y me dormiré soñando como acariciaría tu pelo bajo la lluvia.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario