hablemos de nuestra historia,
hablemos de aquellos días,
hablemos del viento,
de la lluvia,
del faro,
de las imponentes rocas,
de la belleza del reloj de arena
y de aquellas tardes sin hora...
hablemos del milagro de la vida,
de mis escaladas por tu espalda,
de nuestros cruces de miradas,
de chispas,
de anhelos,
y de nuestros encuentros en la tercera fase...
hablemos de tus ojos marrones
y de que verdes eran los míos...
hablemos de asuntos terrenales
y hagamos un hueco a los divinos,
en mi agenda tengo apuntado el día y la hora
y por supuesto, aquél año de tan buena cosecha...
hablemos del tiempo
y de como ha pasado dejando huella y marca
en la capa más íntima de nuestras venas,
hablemos en fin,
de como nadie se escapa al peso de su ley
de como nadie se escapa al peso de su ley
incluso yo,
que a veces me considero invencible,
tengo que doblegarme ante su evidente poder...
en fin, somos lo que somos,
y somos más carne trémula y dubitativa
que piel pegada a los huesos
y creo que el alma y su halo,
se almacenan en otros compartimentos,
creo que cerca de la sustancia gris
y entre las apófisis transversas de nuestros sentimientos.

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