
A lo lejos
pero muy a lo lejos
oigo ladrar a una jauría de perros,
deben tener bronca entre ellos,
y discuten de haber quién ladra más fuerte,
porque ladrar es fácil
ladras y ya está,
nadie te va a medir de cuerpo,
ni te va a amenazar con la mirada,
ni siquiera te podrá enseñar los dientes,
simplemente ladras
y según el tumulto que cause tu ladrido
se podrá medir el poder de tu grito
y nada de como ladro,
entonces, no muerdo,
porque puede ser que ladres y además, muerdas,
pero en la distancia es imposible de comprobar,
entonces ladras y ladras mucho,
el que muerdas más o menos, queda en el aire,
la duda permanece suspendida de la neblina,
y puede que ladres
y puede que muerdas
y hasta puede que muevas el rabo...
porque al final,
todos tenemos un poco de perros.
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