Viernes
de nuevo es viernes,
después de todo es viernes
y bajo las uñas de mis dedos,
tengo trozos de aquellos antiguos viernes,
cuando los viernes eran viernes de verdad,
cuando te decían hoy es viernes
y algo saltaba dentro de tu cuerpo,
como una especie de ansiedad premonitoria,
como una luz que se encendería ese viernes
y que se apagaría al día siguiente,
uno sabe lo que viene después
y sabía que al día siguiente estaría destrozado por la resaca
y revolcándome en pensamientos depresivos,
y como si todo mi equilibrio emocional
dependiera de la noche del viernes...
lo mío era la borrachera incontrolable,
el balbuceo de la media noche,
y la tristeza de la madrugada.

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