Tengo yo las manos enfurecidas,
callosas, anchas,
un poco deformes,
cortas de patas,
gruesas y rollizas de cintura,
tengo manos de sabio desgastado,
mi piel es fina,
mis arrugas son bellas,
mis flexuras son de goma gruesa
mis durezas tienen boca y hambre
mis bondades no se reflejan en mis manos...
dicen que la belleza va por dentro,
y la mía debe estar en la profundidad de mis tendones,
y cuando mis dedos son extendidos,
la belleza sale de mis articulaciones...
en realidad,
mis manos son espléndidas,
tienen tanto que dar y tanto que ofrecer,
que cuando las veo y observo
me entran ganas de llorar y por saber que las tengo.

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