que sin darme cuenta he vuelto donde estaba,
supongo que me daría la vuelta en ese largo viaje
o que nunca salí del sitio en donde me encontraba,
¿yo que sé?...,
salí un día a la luz del día y han pasado 64 años,
64 largos años...
y otro día y sin saber como ni porqué,
me desperté colgado de una telaraña en el techo
y pensé que podía volar,
de hecho, volé con y sin alas,
volé de pie,
volé sentado,
volé desnudo,
volé a tu lado,
volé sin dientes,
volé sin penas y a duras penas,
y volé sin que nada me hiciera cambiar de rumbo,
yo sólo sé... ¡que volé!
y ahora y en éste mismo momento
estoy sobrevolando la fina línea del horizonte más lejano...

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