DISIENTO

 

Ya no me tiembla el suelo

cuando te veo.

Ni mis cuerdas vocales

se tensan tanto que ni pueden vibrar.

No siento insoportables acúfenos

ni ruidos extraños que se transforman ecos de voces,

con que los además después, tendré que hablar.


Ahora ni hablo,

ni siento,

pero si disiento

y creo que nunca dejaré de disentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR