VOLVAMOS A LAS RAMAS
Volvamos a las ramas. A su música.
Retrocedamos
decenas de siglos en la lengua,
hasta un segundo antes de empezar a fingir
que una hebra invisible atraviesa los nombres
y los une a las cosas.
Volvamos al golpe de tambor, a descubrir el ritmo.
A bailar alrededor de las hogueras,
conservando el asombro por la chispa.
Volvamos a los sonidos guturales,
a los fonemas silbantes
que rompen el silencio a fuerza de invocarlo.
Shhhhhhh.
No olvidemos que antes
de trenzar las palabras
nuestros dedos ya hallaban los caminos.
Volvamos a las ramas y a su canto.
Tachemos la gramática
y probemos a decir otra vez.
Como si nunca.
Para que decir vuelva a ser
señalar con la lengua,
olfatear las cosas
con clara voluntad de acorralarlas.
Para que decir no sea más
emigrar a otro cuerpo.
Para que deje el lenguaje de ser
o jaula o fuga.
Olalla Castro
Inventar el hueso

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