ELOGIO DE UN ATARDECER
Que no muera la tarde.
No que no muera,
que se quede.
Que se quede la luna de la tarde,
la luna de los árboles
casi azules,
la luna en los aleros,
la luna en la ventana,
con un mosquitero
momentáneamente en desuso.
Jacobo Rauskin

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