Yo sería feliz
viendo caer la nieve
sería feliz en estos días fríos de duro invierno,
quizá
porque en mi vida habrá nevado
media docena de veces y poco más.
He buscado tantas veces la nieve,
como en tantas otras veces
me he convertido en niño adulto
buscando ser más niño que adulto,
más fresco, más pulsátil,
más impulsivo,
y más sanguíneo...
Cuando sentía un copo de nieve sobre mi pelo,
me venía arriba
y me expandía sobre las capas de nieve dura y fría,
me sentía estrella y no estrella fugaz,
me sentía el puto amo del mundo y puede que más...
y todo en medio de aquél universo fresco, reluciente y apasionante
que parecía una auténtica nevada de cocaína,
mientras el frío cortaba mi cara y mi ansiedad
y mientras el viento se colaba por los difíciles ángulos de mi ser...
Al final,
siempre quedábamos tú y yo,
pareja de sapos en medio de aquél inmenso prado blanco,
a veces al caer,
saltábamos a la vez
y eso nos salvaba en aquél atardecer...
y otras veces,
nos mirábamos a los ojos
y nos quedábamos congelados en aquél instante,
tú diciendo
¿porqué nos pasa esto?
y yo pensando
en si ese final ya estaba escrito de antes
y mientras tanto nos deslizábamos
por el precipicio que se había quedado a nuestra espalda.
Después
hubo un destello final
y al final
todo se hizo oscuridad,
y ahora estoy viviendo
dentro de un agujero negro,
pero como no veo
nunca te encuentro.

No hay comentarios:
Publicar un comentario