No te rindas,
el dolor duele
y mientras duele,
levantas la vista del suelo
e intentas saber por donde se han colado tus penas:
puede que por fisuras y resquicios hasta ahora no existentes,
o por falsos pactos terrenales e imaginarios
puede que por acuerdos mal cerrados y disecados,
o por ilusiones ópticas,
o por alucinaciones auditivas y olfatorias,
puede que por aquellos malos días
en que te habías olvidado de mi existencia,
y en los que te sentiste caballo ganador...
pero claro,
no habías contado conmigo
tengo el poder
de colarme entre las pesadillas y los silencios,
de hecho,
voy vestido de oscuro,
mis ojos son dos agujeros negros,
y mi alma es negra como el carbón
y mis latidos son de aire comprimido
que al verte siempre se disparan...
y es que te veo o te intuyo
y dentro de mis venas
se produce un terremoto de amor.

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