La realidad me quema las yemas de los dedos.
Y en cambio tú
me das alivio.
En realidad (hablando de mí)
a mi hay que colgarme por el forro
y abrirme en canal...
no debe haber compasión,
ni dar pena,
hacerlo con decisión y fortaleza,
con una sola puñalada mortal
y directa al corazón
y hasta que la sangre emane como un torrente.
Después enterrarme bajo tierra,
no quiero nichos
ni panteones
prefiero sentir la humedad de la tierra
sobre mi vientre.
PD: Un último favor
¡que le pegue el sol!.

No hay comentarios:
Publicar un comentario