¿Qué fue de aquellas tardes de verano?.
¿Qué se puede pensar mirando ese maravilloso mar verde azulado?
¿De qué se puede hablar y que resulte tan interesante y apasionante?
porque cuando la realidad es tan apabullante
la belleza de ese momento se hace inolvidable
además, produce tales escalofríos
que la piel se eriza como estalagmitas puntiagudas
buscándose la vida.
Ante esto no hay palabras ni gestos,
ni ademanes ni susurros ni gritos estremecedores
que lo expliquen todo.
Sólo cabe mirar lo que se tiene delante
y escuchar los murmullos del mar.
Mientras tanto
la tarde irá pasando
y hasta que por fin alguien se acuerde
que el espectáculo de la noche tiene su hora
y así la función debe comenzar.

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