De acuerdo...
doy por enterrada el hacha de guerra.
Me he vuelto simple y pragmático
y como tal abogo y ruego
que hagamos las paces.
Levanto la veda y la frontera
y vuelvo a dejar que entres en mí
pero sin pasar de la puerta,
estarás perfectamente delimitada y observada,
primero llamas, yo te recibo,
segundo, me hablas o nos hablamos desde esa distancia,
y tercero, nos volvemos a despedir
pero sin besos ni abrazos
y sin más cuentos ni más historias
con caras de haba o de póker,
sin risas ni muecas ni gestos...
todo en el más absoluto silencio
mientras la niebla va envolviendo nuestros diezmados cuerpos.
Así...sí
y no hay otro trato posible.
Así y punto.

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