No es que haya desaparecido,
más bien me han dado por desaparecido.
Las leyes, las normas, los establecimientos,
los dictados, las memorias oficiales,
los prólogos, los epílogos postreros,
los diccionarios en inglés y castellano...
y todos sin excepción
se han puesto más o menos de acuerdo,
en condenarme al ostracismo más acérrimo.
Lo que ellos no saben,
es que los medios que utilizas acabarán deformando el fin.
Si tú usas la violencia como medio
y para conseguir un fin pacífico,
al final acabas convirtiendo la paz final
en otro conflicto bélico y violento.
Y de toda esa telaraña solo se libra la araña,
que es la que nos ordena
que en su nombre, ¡nos matemos!
mientras ella sigue tejiendo su telaraña.

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