SI DUDÁIS DE MÍ

 

Si dudáis de mi,

hacéis bien en dudar.


Yo antes, antiguamente, 

era de fiar,

después, me trastorné y me transformé

y entonces, 

dejé de ser persona amablemente grata.


Me amargué en mi propio ácido,

y la calidez que yo tenía 

se volvió dura y fría

y mi ternura se cubrió de piel dura y encallecida.


Y a partir de ahí

empezó mi calvario,

me sentí como crucificado 

en mi propio pozo sin fondo...


Y así fue, hasta que un día

y no preguntéis ni el como, ni el porqué,

me liberé de mis miserias

y entonces, me pude declarar

como hombre libre dentro de mi propia jaula.

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JULIO CORTÁZAR